11 de junio de 2019

Cómo volver loca a una mujer con un cunnilingus perfecto

¿Qué és el cunnilingus?

Cunnilingus, dar sexo oral o lo coloquialmente denominado “hacerse rizar el bigote”. Un tema, sin duda, del que encontraréis numerosas entradas en Internet. Os hablarán de fisiología, de aparatos genitales y hasta de milagrosos juguetes. Y si bien es cierto que no hay nada mejor que hacer que tu acompañante femenina se quiebre como una rama seca frente a tí, no es menos cierto que para llegar a ello, hay que hacerlo bien. De modo que amigos, dejaos de navegar por Internet y haced caso de la voz de la experiencia: nadie como Roderic Roig, hombre adorador de las mujeres, para traer luz a esta bonita cuestión. No vais a necesitar navegar nunca más.

Cómo hacerlo, y de la mejor manera

En primer lugar, recordad que la excitación de una mujer puede tener la cadencia de un motor diésel. Llegaremos a sobrepasar los 100, pero hay que tener paciencia y constancia. Y sobretodo, mucha dulzura, delicadeza y saliva. Vayamos por pasos: 

  • Toma una posición cómoda en la que no tengas necesidad de moverte. Esto es vital, esta tarea requiere de paciencia y tiempo. No caigáis en el error de cansaros y moveros justo en el peor momento porque ello puede desconcentrar mucho a la otra parte. La postura os la dejo a vuestra elección (cada uno tiene sus gustos), aunque si queréis saber mi opinión, la mejor es la de ella en la cama con las piernas abiertas, y el ejecutor/a de rodillas en el suelo y con la cabeza entre ellas. Si sus muslos no tienen contacto con la cama (es decir, que sus piernas están elevadas y con las rodillas mirando al techo), muchísimo mejor. La sensación de abrirse tanto frente a tu amante, es muy excitante para ellas. Y si las colocas tú, mientras les miras a los ojos con cara de canalla picarón, mucho mejor.
  • Juega un poco antes. Bésale el interior de las piernas, las ingles, abre sus labios vaginales con la mano, mueve poco a poco algún dedo en su interior. Sin prisa pero sin pausa, esto no es un sprint sino una carrera de fondo. Es la paradoja de esta caza: cuanto más tardes en atacar a tu presa, más receptiva la encontrarás.
  • Necesitas que la zona esté bien lubricada, bien con saliva, bien con ayuda de sabor a fresa, no importa. Ya sabéis que no hay nada peor que la sensación de que te esté lamiendo un gato de lengua rasposa. Así que si necesitas elementos externos, la industria te ofrece muchos y variados (los lubricantes de efecto calor son muy interesantes).
  • Cuando consideres que el horno empieza a calentarse, da paso a la lengua. Pásala por el interior de sus labios menores de manera suave y alternando tipos de movimientos, de arriba a abajo, circulares … en un momento dado, y si lo estás haciendo bien, el clítoris emergerá. Ten cuidado con él, que lo lamas es muy placentero para ellas, pero no es un timbre al que hay que pulsar. Es extremadamente sensible, pasa la lengua sobre él de manera rítmica pero muy delicada. No olvides tampoco la entrada de la vagina, a ellas les encanta que les lamas ahí.
  • Es aquí cuando tienes que escuchar las señales que te irá dando. Su cuerpo y su respiración te hablará, y hay que estar atento y concentrado. Si acerca la pelvis a tu boca o la mueve en algún sentido, atento, es posible que no estés en el lugar exacto o con la presión adecuada. Tendrás que modular tu envite. Ten fe, ella te lo pondrá delante, obedece.
  • En cuanto notes que has acertado, sigue. Y justo ahí, es cuando, por Dios Santo, no te frenes ni cambies el ritmo de tu lengua. Mantente firme haciendo exactamente lo mismo. Como mucho puedes acelerar un poquito (ojo con presionar de más), o ya, para personas experimentadas y coordinadas, introducir uno o dos dedos hasta el fondo de la vagina y acompañar la lengua con un movimiento de gancho hacia arriba (como si tocaras la parte interna del clítoris). Si lo haces bien, te auguro que hasta los vecinos escucharán sus gritos de placer.
  • Y sobretodo, muy importante. Los orgasmos femeninos, al contrario de los masculinos, pueden ser muy largos. A no ser que te asfixies, no pares antes de tiempo. Sigue lamiendo hasta que notes que su cuerpo se relaja.

Intentad hacer todo lo arriba descrito sin prisas y conquistando territorios. Si sois capaces de llegar a dominar el penúltimo punto (lengua y dedos a la vez), os garantizo que os pondrán en el podio de honor. Adelante pupilos míos, que no se diga que no tenéis un gran maestro.


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